Salamanca, Gto.(29/03/2023).-Ante la generalización de la violencia tanto en el interior como en el exterior de los centros educativos y ante el temor de maestros y directivos de ser sancionados por las autoridades educativas o de ser agredidos por los propios alumnos en caso de intervenir para intentar parar una pelea, el movimiento democrático magisterial de Guanajuato exigió a la Secretaría de Educación del Estado someter a una revisión a fondo el contenido y los protocolos enmarcados en la Ley para una Convivencia Libre de Violencia en el Entorno Escolar para el Estado de Guanajuato y sus Municipios.
Y es que para el magisterio disidente, la Ley, cuyo espíritu se centró en la necesidad de erradicar la violencia en los centros escolares, ha resultado un rotundo fracaso y ha provocado un aumento exponencial de hechos violentos en los que participan alumnos y alumnas, particularmente en el nivel de secundaria.
El incremento de los casos de violencia, según lo explicó el representante de la agrupación, Vicente Díaz Quiñones, se debe, en parte, a que directivos y maestros han tomado la decisión de no participar en la aplicación de la disciplina escolar por temor a ser sancionados.
Denunció que la vulnerabilidad en que se encuentran los trabajadores de la educación, a partir de la aprobación de la Ley, ha motivado la aplicación de sanciones administrativas, incluso, apuntó, se han dado casos en que el maestro es separado de la institución al tratar de generar condiciones de seguridad para la población estudiantil, “es decir, que se les castiga o se les separa de su trabajo, solamente por cumplir con una obligación”.
Consideró que ante el preocupante escenario, es urgente que las autoridades educativas replanteen los protocolos y los enfoquen hacia la protección y hacia el respeto a la actuación del magisterio “que dejen de confundir disciplina con violencia”.
Esta situación, añadió, ha provocado tanta confianza entre los estudiantes, que sin ningún temor han llegado a agredir física y verbalmente a maestros por tener el atrevimiento de tratar de parar una pelea entre alumnos.